Habiendo pasado el triste aniversario de la pandemia y con la friolera cifra de más de 70.000 fallecidos a nuestras espaldas, sigue habiendo gente que niega de forma tajante su existencia, y por ende el dolor ajeno. Esta epidemia de desinformación ha tenido como caras visibles a personas con un perfil público tan importante como Jair Bolsonaro, Andrés Manuel López Obrador, Silvia Abril o Miguel Bosé.

Los bulos difundidos y respaldados por el lobby antivacunas sobre una supuesta conspiración mundial, la implicación directa de las elites o la idea de que las cifras de muertos son por otras circunstancias como  la depresión1 , tienen como finalidad crear más miedo o buscan aprovecharse de las poblaciones más influenciables, sacando provecho de la situación de alarma2 , ya sea con fines económicos, nutriéndose de la necesidad de la gente a aferrarse a algo para sentirse seguros o simplemente para generar más crispación social de la ya existente. 

Los argumentos estrella abarcan desde cuestionar su mortalidad en comparativa con la gripe común (no generando esta última tanto alboroto), o su origen, creyendo que fue creado en un laboratorio chino, con la finalidad de exterminar a la humanidad1. También incluyen métodos para prevenir su contagio, como el empleo del MMS o clorito de sodio (lejía industrial diluida con agua destilada), o el hacer gárgaras con agua tibia y sal o vinagre. Estas recomendaciones pueden ser muy peligrosas al poder causar, como en el caso del MMS (“solución mineral milagrosa”), dolor abdominal o fallo renal entre otros efectos, por su fuerte acción oxidante2.

Otro que circula en redes sociales es que al emplear por períodos de tiempo prolongados las mascarillas, estas pueden provocar una intoxicación por dióxido de carbono. Mirando en retrospectiva, esto resulta imposible ya que las moléculas de dióxido de carbono son tan pequeñas que pasan la mayoría de materiales. También se preguntan que si son tan efectivas como se dice ¿por qué no fue su usó obligatorio desde el inicio? En un inicio sí que es cierto que el gobierno no las hizo obligatorias a raíz del desabastecimiento sin precedentes que había y para asegurar que aquellos que realmente las necesitaban pudieran tenerlas a su disposición. Sin embargo, su uso ha resultado clave en el control de la enfermedad en países como China y Corea del Sur1.

Siguiendo la senda conspiranoica, toma alas la idea de que Bill Gates pretende a través de la vacuna controlar a la población, entre otros gracias a Miguel Bose a través de Twitter. En el caso de Elon Musk se dice que emplea el 5G, tecnología supuestamente causante de esta pandemia2, en sus satélites para controlar la mente humana1.

Tampoco escapan al escrutinio digital ni de personalidades públicas como Victoria Abril o el cardenal Antonio Cañizares. La veterana actriz puso en duda de que vayan a ser la solución de la pandemia, y cuestionó de forma directa su efectividad ya que son «experimentos sin probar que nos meten rapidito». El cardenal se aventuró a asegurar que “se fabrican a base de fetos abortados”2

¿Pero qué efecto tienen estas declaraciones cuando son respaldadas por un político? Desastrosas. Solo hace falta mirar a Brasil para comprobarlo. Jair Bolsonaro y su postura frente al COVID han conseguido impactar de tal manera que se avecinan días muy difíciles para el país. Este dirigente, al igual que otros líderes populistas como Trump o Boris Johnson, han cambiado su postura inicial en un intento fallido de frenar el caos político3

Mostrando desde el primer momento su rechazo a las medidas recomendadas por la OMS y contagiado de COVID, no dudó en participar en protestas en Brasilia contra el Congreso Nacional y el Tribunal Supremo. Escudándose en negar la pandemia para proteger la economía, las pocas medidas adoptadas están dirigidas a suavizar el impacto en las empresas, pero son pocas las que van dirigidas al bienestar general de la población3. Esto junto a que la gente vive hacinada, un 15% de la población no tiene acceso a agua potable, o que 6 millones de personas no tienen un baño en su casa, hace que mantener las distancias o lavarse las manos para evitar la propagación del virus sea algo a veces imposible. 

Ante una situación tan dramática, los propios gobernadores tomaron la delantera y decretaron estrictas medidas de aislamiento, criticando al presidente de forma pública por ir en contra de la opinión de los expertos. La reacción de Bolsonaro fue dividir, declarándoles la guerra abierta a todos ellos. La situación ha degenerado hasta tal punto que se le ha calificado, junto al COVID, de problema de salud pública y ha sido llamado a renunciar de la presidencia. La realidad no puede ser más dura: fruto de la propagación descontrolada del virus, las últimas semanas ha llevado al sistema hospitalario al borden del colapso3, con las UCIS al 80% en prácticamente todo el país y registrando más de 2000 muertes diarias4.

Con este panorama la crisis del coronavirus no será la tumba electoral del controvertido presidente a corto plazo, ya que todos los esfuerzos estarán dirigidos en superar la pandemia, más bien después, cuando se apuren responsabilidades y se vean las consecuencias económicas y sociales que el país deberá sufrir3.

Paralelamente en México, Andrés López Obrador, anteriormente ampliamente apoyado por la población, ha conseguido con su pésima gestión reforzar las fracturas sociales ya existentes5. La respuesta del país azteca ha sido ampliamente criticada desde el minuto uno de la irrupción del virus. Con uno de los índices de cribado de COVID más bajos a nivel mundial, muchos casos quedan fuera del filtro, subestimando a la población el alcance real de la pandemia6

Al igual que Bolsonaro, López Obrador minimizó el impacto potencial del Coronavirus en la población mexicana, celebrando reuniones masivas durante su tour presidencial siempre sin máscarilla6. Él y su ministro de sanidad, Hugo López-Gatell, se dejaron llevar más por criterios políticos que científicos, apostando por la “inmunidad de rebaño para intentar espaciar los contagios y así evitar la saturación hospitalaria. La no imposición de restricciones de la entrada de turistas internacionales, ni de la contención de casos, el no obligar al uso de la mascarilla, o el hecho de que el confinamiento ha brillado por su ausencia7, han sido solo algunas de las medidas estrella adoptadas por el polémico dignatario.

Otros dirigentes vieron que el problema en sus países era muy grave y no podían controlarlo, y en consecuencia pidieron disculpas por haber subestimado al virus y rectificaron. Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, politiza el uso de la mascarilla y no reconoció la gravedad de la situación, sino que más bien insistió en que todo estaba bajo control y que se podía retomar la normalidad, no habiendo indicios de intentar cambiar el rumbo de la gestión7. Andrés Manuel López Obrador incluso tras contagiarse y recuperarse, siguió en su línea irresponsable, mandando al igual que Trump un mensaje a la población de que, si se infectó y sobrevivió, no hace falta tomar ninguna otra medida.

La desinformación y la falta de objetividad de los políticos, movidos por la intención de permanecer en el poder el máximo tiempo posible o justificar acciones que atentan contra la salud de la población, ha sido la lacra silenciosa del 2020. Esta falta total de escrúpulos ha dado una nueva dimensión a los escépticos, sumando adeptos a través de las redes sociales que bomardeados por información, obvian lo dictaminado por los expertos. 

Cómo se puede ver, si no se escucha a la ciencia y se sigue dando voz a afirmaciones sin fundamento, relegando al COVID-193 a un papel secundario, este reclamará su sitio con todas las consecuencias. Es entonces cuando importa bien poco que los políticos entonen el mea culpa y aleguen que no querían que los mercados se tiñeran de rojo, mejor que las necrológicas se tiñan aún más de negro.

1 B., S. (2021). Vacunas, COVID-19 y 5G: desmontamos las teorías conspiranoicas de los negacionistas. Retrieved 21 March 2021, from https://www.tecnologiaclic.com/ciencia/investigacion/teorias-conspiranoicas-de-los-negacionistas/

2 Bulo, M. (2021). La COVID-19 y sus bulos: 994 mentiras, alertas falsas y desinformaciones sobre el coronavirus – Maldita.es. Retrieved 20 March 2021, from https://maldita.es/malditobulo/20210308/coronavirus-bulos-pandemia-prevenir-virus-covid-19/

3 Fuccille, A. (2020). Brasil, Jair Bolsonaro y el COVID-19. Retrieved 21 March 2021, from https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/62988537/Brasil-Jair-Bolsonaro-y-el-COVID-1920200417-123934-18isa5e.pdf?1587128855=&response-content-disposition=inline%3B+filename%3DBrasil_Jair_Bolsonaro_y_el_COVID_19.pdf&Expires=1616345531&Signature=Zj6IyseG28iDyBsB93C5UAmCujyzqK-JW3BMsdY62rDk0Jnl9BmMxc6Bzj2vVnGf0c4arVUlX5gDCm~gIxrJh2lfXXfECINlnyfVSL~FoYL2vSKP~Oxs6Ogp8AkIb1B3RYI9eNMmSCUgzzNCmuoZT-meexpT87SngThe4KpvxFpO~dgDrGIrnsQKxiKgd-SripyX4~MUKpeeyg75F286I5wer41oNMOsbes9oq6hrfnbV48LljceNNbbjDTjZfHnTHJ1Ju9ssYf4MsSz0F3fJs4xfneVddmW~sKuqptAMFcZup8av8pI12ytZp02w5~Lukjzc4FemOPd7BkCJ1AwRg__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA

4Periódico, E. (2021). Brasil alcanza los 2.000 muertos por covid en un día. Retrieved 21 March 2021, from https://www.elperiodico.com/es/internacional/20210311/brasil-alcanza-2-000-muertos-11572074

5Aragón Falomir, J., & Bautista Lucca, J. (2021). ¿La ”grieta” mexicana? La polarización de la opinión publica en la era de Andrés Manuel López Obrador y del COVID19. Retrieved 21 March 2021, from https://hal.univ-antilles.fr/hal-03133597/document

6Ibarra-Nava, I., Cardenas-de la Garza, J., Ruiz-Lozano, R., & Salazar-Montalvo, R. (2020). Mexico and the COVID-19 Response. Retrieved 21 March 2021, from https://www.cambridge.org/core/journals/disaster-medicine-and-public-health-preparedness/article/mexico-and-the-covid19-response/D534AABB5B0F77A8CD9E05AB3020BC42

7 González Díaz, M. (2021). «En México no es que no hayan sabido qué hacer con la pandemia, es que tomaron la decisión de no hacerlo» – BBC News Mundo. Retrieved 21 March 2021, from https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-56220420

Ilustración por Misael Cruz Ladrón de Guevara

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