Empiezo este artículo haciendo mención a otro de la casa: CRISPR: UNA HERRAMIENTA DE NUEVA GENERACIÓN PARA EDITAR EL GENOMA, escrito por Chari Fernández Godino. En él nos cuenta la herramienta CRISPR/Cas9, utilizada desde 2013 para la edición dirigida del genoma. El artículo que hoy os traigo tiene mucho que ver con esta herramienta, pero con aplicación en plantas.
Venimos de un período en el que la generación de mutaciones en plantas se provocaban vía químicos (EMS, etilmetanosulfonato) o radiación gamma. Esto generaba mutaciones al azar, así que después había que analizar muy bien toda la descendencia en busca de rasgos interesantes. Con el conocimiento del genoma se sabía qué genes había y cuales parecía interesante mutar, pero no se disponía de las técnicas dirigidas de mutación. Esto ha cambiado con CRISPR/Cas9, ya que podemos dirigir las mutaciones. Esto ya se ha hecho, tanto con plantas modelo como con plantas de interés agrícola.
Ahora bien, ¿qué hacemos con el genoma? Al fin y al cabo es una larga secuencia de A, C, G y T. Bien, con esta larga lista y a partir de la secuenciación de genes conocidos se pueden extraer ciertas pautas. Ya conocemos muchas como lugares de splicing, lugares de unión de ribosomas, señales de metilación, etc.
Con toda esta información podemos, con un genoma de una especie totalmente desconocida, hipotetizar donde habrá genes. Además tendremos su secuencia y podremos diseñar ARN guía para nuestro querido sistema CRISPR/Cas9. Así, uno a uno, vamos haciendo experimentos donde noqueamos cada posible gen y miramos que fenotipo tiene la planta. Poco a poco, iremos descubriendo las funciones de las proteínas, sus interacciones, etc. Hasta que ya no tenga secretos para nosotros (¡Mentira! Siempre habrá algo que no entendamos). CRISPR/Cas9 nos facilita mucho la faena al poder dirigir las mutaciones y tener una especificidad suficiente para no ir mutando genes al azar.
Belhaj, K., Chaparro-Garcia, A., Kamoun, S., Patron, N. J. & Nekrasov, V. Editing plant genomes with CRISPR/Cas9. Curr. Opin. Biotechnol. 32, 76–84 (2015).