¡Deja de soñar despierto! Es probable que a muchos de vosotros os hayan recriminado en alguna ocasión precisamente eso, dejar volar a vuestra imaginación. Pues bien, ya tenéis una razón para no hacer caso a esas voces. Porque vuestros sueños pueden cambiar vuestras vidas, y las de muchos otros, incluso el mundo entero.
Y es que cuando permitimos a nuestros cerebros soñar, y trabajamos en equipo, suceden cosas extraodinarias. Sin ir más lejos, en 2016, el esfuerzo conjunto de mentes de todo el mundo consiguieron un gran hito para la ciencia: detectar experimentalmente las ondas gravitacionales propuestas por Albert Einstein, hace aproximadamente un siglo. Pero, ¿qué papel jugaron los sueños, imaginación y la creatividad en el trabajo de Einstein y de esos otros científicos?
Para tratar de hallar respuestas, hoy me gustaría contaros las historias de personajes que cambiaron la historia de la ciencia utilizando, precisamente, esa poderosísima herramienta: la imaginación, la creatividad, los sueños. Empecemos con la historia del alemán August Kekulé, uno de los padres de la química, tal y como la conocemos hoy en día, pero también un ferviente defensor de la inspiración y el fomento de la creatividad.

“Si aprendemos a soñar, tal vez encontremos la verdad” -August Kekulé

 

El científico Kekulé soñando con una serpiente mordiéndose la cola y con unos monos enlazados, lo que lo llevó a imaginar la molécula de benceno. (Ilustración Raquel Calvo Calvo)
El científico Kekulé soñando con una serpiente mordiéndose la cola y con unos monos enlazados, lo que lo llevó a imaginar la molécula de benceno.
Ilustración Raquel Calvo Calvo
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Aunque hay versiones distintas sobre el tipo de sueño o ensoñación que llevaron a Kekulé a imaginarse la molécula de benceno (una serpiente que se mordía la cola o una horda de monos enlazados como los de la imagen), lo cierto es que la visión de Kekulé se produjo en un momento de descanso, probablemente mientras estaba montado en la parte superior de un carro de tracción animal en Londres. De este modo, la visión de Kekulé no solo sirvió para resolver un problema que traía de cabeza a los químicos de la época, sino también para desarrollar la teoría de la estructura molecular en química orgánica. Dicha teoría o modelo es fundamental para que, hoy en día, seamos capaces de sintetizar moléculas que curan enfermedades o nos ayudan a luchar contra los microbios patógenos.
Pero Kekulé no fue ni mucho menos el único científico soñador. El ruso Dmitri Mendeléyev afirmaba que había llegado al orden de los elementos en una tabla periódica, durante un sueño.

“En un sueño,vi una tabla con todos los elementos ordenados” -Dmitri Mendeléyev

 

Por otro lado, uno de los científicos españoles más eminentes del momento, el profesor Juan Ignacio Cirac, confesaba recientemente en una entrevista el lugar y momento en que trabaja de manera especialmente productiva: “Muchas veces me despierto a las tres o las cuatro de la madrugada y no puedo volver a dormirme en dos horas. En vez de dar vueltas, me pongo a ordenar ideas”.
Pero, ¿son todos los casos pura coincidencia, o podrían los «momentos eureka”, durante el descanso, tener una explicación científica? Tal y como explica el neurocientífico Marcus Raichle, cuando el cerebro recibe una tormenta de estímulos y tareas que hacer, éste no es capaz de ser tan creativo. Por el contrario, “cuando no hacemos nada, una red neuronal especial se activa, la llamada “default-mode-network”.

“La red neuronal por defecto (DMN), se activa cuando no hacemos nada” -Marcus Reichle

 

Imagen de un cerebro descansando, justo cuando se produce la conexión de la Red Neuronal por Defecto (DMN), y surgen las ideas. (Ilustración: Raquel Calvo calvo)
Imagen de un cerebro descansando, justo cuando se produce la conexión de la Red Neuronal por Defecto (DMN), y surgen las ideas.
Ilustración: Raquel Calvo Calvo
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Es por ello que no debería soprendernos que una persona tan creativa como Einstein diera largos paseos entre horas de trabajo, o que Kekulé y Mendeléyev tuvieran sueños reveladores, tampoco que Cirac se despierte a media noche cargado de ideas. Y es que ahora sabemos que los momentos creativos se dan cuando permitimos que nuestro cerebro adopte un estado de reposo, tal y como hacián, más a menudo que nosotros, nuestros antecesores. Así pues, aunque Einstein, Kekulé, Mendeléyev o Cirac puedan parecer muy distintos, todos tienen algo en común: son grandes científicos con buenas dosis de creatividad que se permitían a sus cerebros, en ocasiones, “no hacer nada”.
Asi pues, os animo a que, seáis científicos o no, sigáis soñando. Porque vuestros sueños pueden cambiar vuestras vidas y, quien sabe, incluso transformar el mundo. Seguid soñando despiertos.


Nota: éste artículo es una versión del original «De Einstein a Cirac«, publicado pGuillermo Orts-Gilor Guillermo Orts-Gil en su blog Big Nano de la revista Investigación y Ciencia.
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