Todos tenemos un sistema inmune. Es la red de órganos, tejidos y células de nuestro cuerpo que funcionan juntos para mantenernos saludables. El sistema inmune combate a los virus, bacterias y parásitos que entran en nuestro cuerpo y pueden enfermarnos. Nuestro sistema inmunológico puede verse afectado por diferentes factores: problemas genéticos, ambientales, nutricionales y por nuestro estilo de vida. Por lo tanto, si bien todas las personas poseemos un sistema inmunológico, no todos los sistemas tienen la misma capacidad combativa.
Imagen de Unsplash
¿Cómo hacemos para ayudarnos a tener un sistema inmunológico inteligente con mayor capacidad?
Nos ayudamos con los alimentos que comemos, ¿cómo? Así como lees. Los alimentos que consumís te ayudan a reforzar tu sistema inmune. Imagínate que el sistema inmune es un ejército, y que los alimentos que ingerís son las armas que utilizará tu ejército para combatir a tus enemigos (las bacterias, los virus y los parásitos). En el mundo de la ciencia de los alimentos llamamos a estas armas fitonutrientes: antioxidantes y vitaminas, por ejemplo.
¿Dónde conseguís vitaminas y antioxidantes?
Las plantas son una mina de antioxidantes, cuánto más color tenga y más exposición al sol, más fitonutrientes tiene. Hay miles de fitonutrientes, y hay que recordar que ninguna fruta o verdura ofrece por sí sola los muchos tipos de protección que puede aportar una dieta variada, o sea, ¡comé de todo lo colorido que encuentres!
Al igual que muchas de las sustancias que están dentro de los alimentos, los antioxidantes son muy sensibles al calor, así que es mucho mejor consumir los vegetales crudos.
Imagen de Unsplash
Cuáles son los fitonutrientes y dónde encontrarlos:
- Betacaroteno: Se convierte en Vitamina A en el organismo y protege la visión, la piel y los huesos. Lo encontramos en los vegetales de color naranja, amarillo y hojas verde oscuras.
- Licopeno: Es el responsable del color rojo de las frutas y verduras. Lo encontramos en los tomates, sandía y pomelo rosado. En el caso del tomate conviene calentarlo para aumentar su biodisponibilidad. Protege a nuestras células de los daños oxidativos.
- Luteína y Zeaxantina: Los encontramos en los alimentos de color naranja, rojos o amarillos. Nos ayudan a proteger la visión.
- Resveratrol: Entre sus propiedades cabe destacar su actividad como protector cardiovascular, anticancerígeno (previene cáncer de piel), antiinflamatorio y antialérgico. Lo encontramos en alimentos de color blanco, azul y morado como los ajos, arándanos y uvas.
- Quercetina: Te ayuda a prevenir enfermedades cardíacas, lo encontramos por ejemplo en manzanas y cebollas.
Pequeña lista de alimentos ricos en antioxidantes:
- Frutas y verduras: limón, ciruela, arándanos, uvas, melón, sandía, mandarina, kiwi, ananá, frutillas, banana, palta, champiñones, hongos shiitake, ajo, brócoli, kale, tomate, cebolla y jengibre.
- Especias: comino, tomillo, pimienta, jengibre, canela y nuez moscada.
- Té: especialmente té verde.
- Chocolate negro al 75%.
- Polen de abeja.
Artículo escrito por Paula Giser – www.hablemosdecomida.com
Creo que recalcar que unos niveles óptimos de vitaminas en sangre es muy útil para el sistema inmune, lo sé por experiencia. Déficit de vitamina D (como casi la mitad de los españoles).
Siempre lo intento explicar igual:
Tu coche necesita tener aceite, pero ni mucho ni poco para fucionar bien, dentro de un margen. Igual pasa con el líquido de frenos, agua, etc. Tiene que estar dentro de unos niveles para que todo funcione bien.
Lo mismo ocurre con tu cuerpo, si te pasas o no llegas a cubrir la necesidad de vitaminas que tiene, funciona pero al tiempo algo terminará rompiéndose.
Siempre me dicen, ¿y la gasolina?
E intento explicar las calorías y el azúcar como combustible, para cuerpo y cerebro respectivamente. Y como las calorías que hay que consumir varían según el ritmo de vida, al igual lo hace el cerebro, dependiendo así su necesidad de azúcar de la capacidad cerebral del individuo (aunque en exceso es malo sobretodo en personas sedentarias).
Ahora mismo aún manteniendo una dieta variada es complicado conocer al detalle nuestro estado y posibles carencias sin recurrir a una analítica anual, eso sí pagada porque la seguridad social hace análisis básicos.