
La evolucion del conocimiento (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Evolution-des-wissens.jpg)
No, esto no es una entrada sobre antropología o arqueología, aunque bien podria serlo. Dada mi formación como economista, me perdonaras que vaya a centrarme en dicha ciencia; sin embargo, no te sorprendas cuando mencione también la psicología. Sí, vamos a analizar la confluencia de ambas ciencias: la psicología económica, economía psicológica o, mucho mejor, economía conductual.
Ambas ciencias tienen bastante en común, en tanto en cuanto analizan el proceso de toma de decisiones del ser humano. Tal como te explicaba en mi anterior entrada –Nudging– ya existen galardonados con el Nobel en Economía que han trabajado conjuntamente en las áreas de la psicología y la economía. En 2002, D.Kahneman y V.L.Smith compartían el galardón por sus trabajos de integración de ambas áreas científicas: Kahneman, por sus trabajos sobre la toma de decisiones humanas, especialmente en situaciones de incertidumbre; Smith, por haber establecido los experimentos en laboratorio como una herramienta de análisis empírico en economía.
Y es que ambas ciencias unidas tienen mucho que aportar para esclarecer el porqué los economistas llevaban tanto tiempo confundidos al respecto de las desviaciones en los comportamientos humanos en comparación con lo que la teoría predecía. Cual era el gran problema de base?: no somos racionales, cuando la racionalidad era una premisa que había sido absorbida como dogma en el pensamiento económico. Nada más allá de la realidad.
El ser humano no es puramente racional, sino que sufre de racionalidad parcial, o limitada, a la par que suele hacer uso de su intuición, creencias, juicios de valor, y su percepción del mundo que le rodea. En suma, no somos maquinas de toma de decisiones, muy a pesar de la economía neoclásica. El agente típico de un modelo económico no puede ser ese ‘homo oeconomicus’ que durante tantos años se ha explicado en las clases de primero de economía. Demos la bienvenida al ‘homo irrationalis’.
En este test online (en inglés) puedes medir tu indice de irracionalidad,
según el economista cognitivo Dan Ariely.
Sin embargo, Richard Thaler -autor de ‘Nudge’- tiene una visión mucho más pragmática y simplemente lo denomina ‘homo sapiens’ [sapiens]. Este ser-decisor, este agente economico imperfecto, no toma las mejores decisiones en su favor y no optimiza los recursos. Y es aquí donde ‘papá Estado’ decide tomar las riendas y empujar un poquito al ciudadano a tomar las decisiones adecuadas.
Por ejemplo, el Gobierno Británico fundó en 2010 una unidad especial que analizase la posibilidad de incentivar ciertos comportamientos en la ciudadanía: el ‘Behavioural Insights Team’ (BIT). Cinco años después, esta unidad es un organismo independiente, habiéndose transformado en 2014 en una entidad de interés social, participada por su propio equipo, el Gobierno, y NESTA, una organización no gubernamental cuya misión es ayudar a la gente y a las organizaciones a materializar grandes ideas.
A continuación se muestran algunas de las propuestas realizadas por el BIT, a partir de los resultados de proyectos piloto que mostraron resultados estadísticamente significativos:
- Búsqueda de empleo e intención de ejecución; el tener un plan y una rutina que seguir, con objetivos detallados, ayuda a que la persona que busca un empleo sea activa en este proceso. En una ciudad del condado de Essex (Reino Unido), el programa piloto mejoró en cerca de un 5% las personas recibiendo subsidios. Hoy en día, se está desplegando a todo el país, dando formación a 25.000 asesores de la red de oficinas de empleo.
- Simplificando los correos electronicos (‘Make it Easy’); HMRC, el equivalente a la Agencia Tributaria en el Reino Unido, remitió más de 400.000 emails a PYMEs informando sobre posibles ayudas. Cuanto más simple era el correo, mayor era la respuesta -medida por la tasa de respuesta, CTR. Pero ademas, comprobaron como mensajes del tipo “su empresa ha sido escogida” eran muy efectivos, más incluso que aquellos en los que se enfatizaba una fecha límite, o en los que se hacía alusión a normas sociales.
- Aumentando las donaciones de órganos (‘Opt in’); en la web de la Dirección General de Tráfico Británica (DVLA) en la que los conductores renuevan el impuesto de circulación se testaron diversos mensajes que incentivaban a registrarse como donante. Los mensajes que mejores resultados obtuvieron fueron aquellos que apelaban a la reciprocidad (‘si tú necesitaras un trasplante…’) y los que informaban sobre el número de vidas perdidas por culpa de la escasez de donaciones.
- Así como muchos más ejemplos en los ámbitos de la educación, consumo, lucha contra el fraude, energía y sostenibilidad, y el desarrollo internacional, y que pueden encontrarse en el informe enlazado.
Ahora bien, este tipo de actividades en las que un gobierno paternalista ‘da empujoncitos’ a sus ciudadanos para que tomen acciones racionales (óptimas) levanta controversias. ¿Cómo te sientes ahora que sabes que alguien puede estar alterando -o ajustando- tu comportamiento?
La economía no es una ciencia. No importa las veces que lo repitan.
Respeto, pero discrepo. Aunque hay mucha literatura al respecto, prefiero remitirme a un blog de economia (Sintetia.com), en el que se entablo una discusion en torno al tema. Te recomiendo no solo leer el post, sino tambien los comentarios, puesto que son los que mayor riqueza aportaron.
Cuanto más estudio el comportamiento de las personas a través de la relación virtual que establecemos con nuestros usuarios, especialmente por email y por redes sociales, más aprendo sobre cómo conseguir el fin propuesto. Y no creo que sea malo siempre y cuando la intención esté ligada a un interés común. Por ejemplo, si tengo que vender un producto y sé que los usuarios responderán mejor ante la venta de una manera que de otra o que abrirán más los emails con un mensaje que con otro, evientemente voy a utilizar las técnicas necesarias para conseguirlo. Y no me parece mal que hagan lo propio conmigo. De hecho, me gusta que me llamen la atención, que consigan hacerme entender que algo que habría pasado por alto puede ser digno de mi atención, sea o no sea un producto que vaya a comprar o un compromiso que tenga que adquirir, como en el caso de la donación de órganos. A fin de cuentas, aunque condicionada, la decisión última la voy a tomar yo, y si decido que eso puede ser bueno para mí, ahora o en un futuro, la inversión por esa -llámemosla así, aunque no es el mejor término- «alteración de mi comportamiento» me parece positiva. (También tengo que decirte que en el test saqué un 12 la primera vez y un 10 la segunda, lo que implica que estoy en el pequeño grupo de los racionales, según se muestra en las gráficas finales…) 😉