LA EDUCACIÓN SUPERIOR FRENTE AL COVID-19; UN ANÁLISIS EMPIRICO EN EL ECUADOR

Msc. Héctor Alberto Narváez Quiñonez          Abg. Zobeida Guisela Gudiño Mena

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Resumen

Los efectos del COVID-19 sacudieron las estructuras socioeconómicas a nivel del mundo y las instituciones de educación superior no fueron una excepción. Las medidas impartidas de distanciamiento social galvanizaron un contexto de digitalización forzada que, en el caso de las universidades, coaccionó los mecanismos de pedagogía a los de la teleeducación, para garantizar su funcionamiento y sostenibilidad. Como resultado de la coyuntura, en mayo de 2020 las Universidades tuvieron que cambiar de forma violenta su modalidad de estudio, así mismo las autoridades de educación superior se reunieron con el objetivo de discutir los retos y desafíos en las universidades de la región ante el surgimiento de la pandemia. El presente documento es el resultado del diálogo llevado a cabo entre líderes del área universitario en la región y busca rescatar los elementos más importantes de la discusión, incluyendo los diferentes caminos que han emprendido para generar soluciones ante la emergencia y revelando los mecanismos de la transformación digital como aspecto focal del proceso educativo.

Introducción 

Las medidas del distanciamiento social que se han tomado en el mundo y los diferentes países de la región latinoamericana para mitigar la velocidad de contagio de COVID-19 han generado una fuerte contracción económica que, entre las consecuencias más destacadas, ha galvanizado un contexto de digitalización forzada entre los diferentes sectores productivos. En el caso de la educación, el área académica ha sido directamente afectado y forzado a modificar sus mecanismos de pedagogía para adecuarse a los de la teleeducación, buscando mantenerse en funcionamiento y sosteniendo su flujo de caja.

Desarrollo

Como consecuencia de la digitalización forzada, la mayoría de las universidades han tenido que digitalizar el contenido curricular de forma acelerada y precaria, constriñendo la capacidad de planificación y dificultando los canales de comunicación efectiva así mismo se han encontrado desafíos muy complejos en la educación superior   (UNESCO, 2020) 

En el caso de las universidades donde ya había un camino recorrido en los procesos de digitalización, se pudo dar una respuesta satisfactoria ante la coyuntura, mientras que en las universidades donde no había experiencias preliminares en teleeducación se han identificado grandes dificultades para responder con inmediatez a la creación de una plataforma tecnológica efectiva, viendo comprometidos algunos sistemas educativos y la formación de miles de estudiantes. Como consecuencia, dependiendo de la capacidad de respuesta de cada universidad, se ha evidenciado un desbalance en la implementación de recursos y el despliegue de competencias (Univerisdad Internacional del Ecuador (UIDE), 2020).

 La educación superior en tiempos de COVID-19 La carencia de instrumentos de evaluación o acreditación de los saberes del estudiante en un contexto de enseñanza virtual. La evaluación virtual presenta diferencias con la presencial, por lo que se genera la necesidad de desarrollar otras metodologías que respondan al contexto. Considerando que la formación y experiencia en la docencia virtual son escasas, se ha producido una deficiencia en las normativas y legalidad que cobijan los métodos de evaluación. Pocos profesores capacitados para la teleeducación y la importancia de la acreditación (El Mercurio, 2020).

Igual que en el caso de la acreditación de los saberes del estudiante, la dinámica pedagógica de la educación virtual varía de la presencial, evidenciado cómo en algunos casos los estudiantes han sido sobrecargados debido al desconocimiento del manejo de la pedagogía virtual del docente. Considerando la novedad del contexto digital, los docentes tienen el desafío de incorporar nuevos mecanismos educativos, haciendo de la acreditación una solución estandarizada (Escuela 20.com, 2020).

 La distancia entre la digitalización y el acceso limitado a las tecnologías. 

Muchos estudiantes en la región tienen dificultades para acceder a computadoras o no tienen conectividad a su disposición, lo cual resulta en un incremento de la tasa de abandono de las aulas. El efecto psicológico del confinamiento impacta la capacidad de aprendizaje de los estudiantes. Muchos estudiantes viven en ambientes poco favorables para poder adaptarse a los formatos virtuales, considerando las condiciones de su hogar, la disposición de red y el debido acceso a las tecnologías requeridas (De la Torre, Oliver , & Sevillano, 2010).

La paralización de la investigación en el contexto de la pandemia en las universidades. 

Como consecuencia de los protocolos de distanciamiento social impuestos, se ha visto comprometida la capacidad de investigación de las universidades. Las enseñanzas clínicas y los laboratorios requieren presencialidad, por lo que existe un desafío en cómo hacerlos sostenibles. El riesgo de la sostenibilidad financiera universitaria. La morosidad en el pago a los docentes y el abandono de algunos estudiantes ha puesto en riesgo la parte financiera de la institución (AVINEWS, 2020). 

En el caso de las universidades públicas, la recuperación económica de los países de la región latinoamericana implica la generación de ajustes significativos en los presupuestos universitarios, creando un dilema financiero y económico que incluye ajustes adicionales en el financiamiento de becas socioeconómicas, que se considera como una herramienta que reduce la incidencia del abandono de los estudiantes.

La educación superior en tiempos de confinamiento. 

En el caso de las universidades privadas, la sostenibilidad se basa en el cobro de matrícula, por lo que la estrategia se ha enfocado en ofrecer todas las potenciales opciones de financiación y becas a los estudiantes de pregrado y de postgrado, así como en la posibilidad de que el gobierno nacional facilite becas de continuidad de estudios y líneas de crédito de bajos intereses (Guaman , 2020). 

El modelo educativo de la universidad influye en su capacidad de reacción. Las universidades que habían iniciado una transición a la digitalización antes de la pandemia y contaban con una infraestructura tecnológica ya tenían cierta experiencia en el desarrollo de una cultura digital, con estudiantes y profesores más adaptados a mecanismos como trámites digitalizados y cursos presenciales dictados en un formato híbrido y con el contenido curricular en línea. Inversión financiera en recursos para la continuidad educativa y disminución de la brecha tecnológica. Algunas universidades han dedicado esfuerzos en facilitar el acceso a las clases virtuales, especialmente en las zonas rurales o con menor conectividad, generando una extensión de recursos y mitigando los casos de abandono (Ministerio de Educación, 2020).

Entre las actividades identificadas para reducir la brecha tecnológica se han realizado encuestas a la población estudiantil y docente que ayuden a identificar las necesidades de equipamiento tecnológico. Entre los recursos habilitados se encuentran tabletas y computadores portátiles, licencias de Zoom y de Webex para la virtualización de los cursos, tarjetas SIMS o módems para mejorar la experiencia educativa, datos para realizar descargas gratuitas y váuchers de alimentación como extensión del beneficio que recibían algunos estudiantes en la universidad.

La formación pedagógica continuos para los docentes. 

Por medio de online clases y tutoriales se han desplegado esfuerzos permanentes para ayudar a los profesores en adaptarse a la teleeducación. Ha resaltado la importancia del valor de la colaboración y solidaridad de los colegas más capacitados con aquellos que están en proceso de aprender los mecanismos de la pedagogía virtual. La solidez institucional de las universidades. Si hay una relación fuerte entre decanos, profesores y el gobierno universitario, y además se comparten ideales y no hay luchas de poder, es posible movilizar en poco tiempo la universidad de una forma presencial a la virtualidad (Guaman , 2020)

 

Conclusión 

La adopción de tecnologías digitales ya era un proceso hacia el que muchas universidades se estaban dirigiendo. Sin embargo, la forma acelerada que se debió adoptar como consecuencia de las medidas de distanciamiento social impuestas por la pandemia genera ventajas, desventajas y riesgos al área académico. Si bien se abre un escenario de oportunidades para hacer la inmersión digital de profesores y estudiantes, existe el riesgo de que el proceso fracase por la forma acelerada de adopción, sin suficiente tiempo para formar a los actores implicados o generar una capacidad tecnológica sostenible (Ecuadorencifra, 2016). 

Aparece un nuevo modelo de práctica universitaria que trasciende a la emergencia. Más que la implementación de una estructura de educación en línea, se está desarrollando un proceso de educación remota emergente. Reconociendo que esta educación tiene características y metodologías pedagógicas diferentes a las presenciales, de cara al futuro hay que pensar en un formato blended que integre la noción presencial y la noción virtual de manera funcional. La modalidad real funciona como respuesta a una emergencia, pero hay que desarrollar estrategias que sostengan este nuevo modelo en el mediano plazo

Los equipos de gobierno deben de ser conscientes de la importancia de esta transformación y crear un liderazgo sobre el nuevo paradigma universitario, considerando que las tecnologías tienen que incorporarse en los planes estratégicos universitarios, no como soporte a la institución, sino como extensión de la estrategia pedagógica. La modalidad y la dinámica del docente virtual es diferente a la del docente presencial. Hay que desarrollar la legitimidad de los profesores que se inician en el mundo virtual, definiendo instrumentos efectivos para acreditar los saberes (Consejo de Educación Superior , 2018).

Las dinámicas de una evaluación efectiva en un contexto de educación presencial se han revelado diferentes a las de un contexto de educación virtual. Por consiguiente, hay que desarrollar instrumentos de evaluación oportunos para la teleeducación. No solo se deben orientar esfuerzos e implementar una estructura virtual, sino que hay que velar por la calidad de la enseñanza, cuestionando y buscando retroalimentar lo que se ha hecho hasta el momento. 

Se ha evidenciado la importancia de desarrollar un plan de movilidad virtual para facilitar un modelo inclusivo para estudiantes y profesores en diferentes condiciones (tomando en cuenta aquellos que no puedan asistir a las clases presenciales por causas relacionadas con el COVID-19), incluyendo soluciones presenciales, virtuales e híbridas. La movilidad virtual también se convierte en una gran oportunidad para aquellos estudiantes que deseen matricularse en materias de otras instituciones, al facilitada la interacción y colaboración entre universidades.

Resalta la importancia de incluir herramientas tecnológicas que faciliten la interacción digital, incluyendo programas como virtual reality, augmented  reality , inteligencia artificial, hologramas y adaptive learning . Igualmente, es clave la utilización de la nube para coordinar la estrategia educativa, así como el despliegue de capacidades para el fortalecimiento de las estructuras de ciberseguridad, al considerar las potenciales amenazas en los sistemas (Ecuadorencifra, 2016). 

Hay asignaturas que no se van a poder abrir porque requieren proximidad y contacto, como es el caso de algunas prácticas en programas de ciencias de la salud. Igualmente sucede en el caso de los laboratorios. Como consecuencia, se ha considerado que estas tareas se reactiven cuando se pueda retomar el contacto. 

Se ha observado que la exposición a la nueva modalidad ha generado más apertura por parte de los docentes que inicialmente demostraban resistencia al cambio, revelando una ruptura de barreras de percepción del formato virtual. Es importante hacer un reconocimiento a los docentes y otorgarles incentivos que honren sus esfuerzos en medio de esta coyuntura. Considerando que el regreso a la presencialidad va a tardar, hay que encontrar mecanismos rápidos y efectivos que despierten su interés, como habilitar recursos y generar salarios diferenciados. 

La coyuntura ha creado un cambio en los estudiantes porque la generación y sus expectativas vitales y laborales también están cambiando. Los estudiantes tienen nuevas expectativas basadas en la inmediatez de las respuestas y la disponibilidad del contenido pedagógico, por lo que las universidades deben de poder responder y adaptarse a las nuevas necesidades. De lo contrario, aparecerán otros agentes que lo harán, poniendo en riesgo al área universitario.

 

El foco no solo debe estar en el tema técnico, sino que también debe atender las necesidades emocionales y mentales de los estudiantes. Hemos incursionado en una etapa high-tech, pero también debe ser high-touch entre la comunidad académica y los estudiantes. Entre las posibles soluciones, se deben ampliar, acompañar y promover las actividades culturales y deportivas en los hogares de los estudiantes, considerando las carencias que pueda presentar su entorno. 

La transformación digital universitaria no es una simple mutación digital, sino que ha galvanizado una transformación social en la experiencia universitaria. En efecto, las universidades deben reformarse porque la sociedad también lo está haciendo.

Es importante no abandonar el modelo presencial, a la vez que seguir desarrollando la modalidad virtual. La digitalización llegó para quedarse, pero el valor de la institución como espacio educativo sigue siendo irremplazable. El acompañamiento ha sido un elemento focal en lo pedagógico, en lo emocional, para profesores y estudiantes, exaltando la importancia de la colaboración.  Implementar esfuerzos en el desarrollo de un semestre académico que sea totalmente a distancia, considerando que en la actualidad la mayoría de las horas académicas no fueron diseñadas para dar clases en ese formato (Guaman , 2020). 

El desarrollo de protocolos de bioseguridad en las instalaciones de las universidades una vez que se contemple el regreso a la presencialidad. Esto incluye sanitar en las entradas de las aulas, la implementación de protocolos de limpieza en las aulas y espacios comunes, lectores de temperatura para la comunidad, restricciones en el acceso a las instalaciones y montaje de cámaras en salones para transmitir teleconferencias.

Continuar con la formación de las competencias digitales de los profesores por medio de la acreditación de saberes. Así como desarrollar nuevos mecanismos de evaluación que se alineen con las necesidades de la teleeducación. Además, desarrollar dinámicas de movilidad virtual para los docentes y estudiantes que faciliten un proceso de transición a la normalidad. 

Ampliar y promocionar las actividades culturales de la universidad para atender las necesidades emocionales de los estudiantes y de los docentes. Fortalecer la comunidad virtual existente para incentivar la interacción entre las universidades, con el objetivo de que intercambien experiencias, recomendaciones y mecanismos de digitalización. 

Apoyar directamente a universidades públicas pequeñas o medianas que estén retrasadas en su adaptación a la coyuntura. Seguir promocionando encuentros de intercambio de ideas y experiencias entre las universidades.

Referencia bibliografía 

AVINEWS. (17 de marzo de 2020). Protocolo de actuación frente al coronavirus (COVID-19) para explotaciones agroganaderas y la industria. Revista mundial de avicultura, 34. Obtenido de https://avicultura.info/protocolo-de-actuacion-frente-al-coronavirus-covid-19-para-explotaciones-agroganaderas-y-la-industria-alimentaria/

Consejo de Educación Superior . (17 de enero de 2018). Estatuto Orgánico por Procesos del Consejo de Educación Superior . Obtenido de www.ces.gob.ec: https://www.ces.gob.ec/lotaip/2018/Enero/Anexos-12-17/An-lit-a1-E-O-P.pdf

De la Torre, S., Oliver , C., & Sevillano, L. (2010). Estrategia didáctica en el aula:Buscando la calidad y la Innovación. Madrid: GIAD-EDIFI. Obtenido de R. A. MARINO, Conectados en el ciberespacio, Madrid: UNED Editorial, 2010. 

Ecuadorencifra. (24 de junio de 2016). Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC´S) 2016. Obtenido de ecuadorencifras.gob.ec/: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/Estadisticas_Sociales/TIC/2016/170125.Presentacion_Tics_2016.pdf

El Mercurio. (29 de junio de 2020). La educación virtual democratizará el conocimiento. Sociedad, pág. 6. Obtenido de https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/6/educacion-virtual-conocimiento-pedagogia

Escuela 20.com. (23 de marzo de 2020). Centros y Docentes. Obtenido de www.escuela20.com: http://www.escuela20.com/tic-educacion-edtech/articulos-y-actualidad/los-cinco-problemas-principales-del-profesorado-con-las-tic_3931_42_5541_0_1_in.html

Guaman , R. (2020). El docente en tiempo de Cuarentena. Revista Tecnológica-Educativa docente 2.0, 8(2), 21-27. Obtenido de https://www.researchgate.net/profile/Ramiro_Guaman/publication/344575507_El_Docente_en_Tiempo_de_Cuarentena_The_Teacher_in_Quarantine_Time/links/5f80f1a092851c14bcbc062a/El-Docente-en-Tiempo-de-Cuarentena-The-Teacher-in-Quarantine-Time.pdf

Ministerio de Educación. (15 de Abril de 2020). Lineamientos Generales Coronavirus. Obtenido de educacion.gob.ec: https://educacion.gob.ec/lineamientos-generales-coronavirus

UNESCO. (09 de junio de 2020). ¿Cómo estás aprendiendo durante la pandemia de COVID-19? Obtenido de unesco.org/: https://es.unesco.org/covid19/educationresponse

Univerisdad Internacional del Ecuador (UIDE). (26 de agosto de 2020). Modalidad En Línea, a Distancia, Híbrida o Presencial una mirada evolutiva de la educación. Obtenido de https://www.uide.edu.ec/: https://www.uide.edu.ec/modalidad-en-linea-a-distancia-hibrida-

 

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