La glándula tiroides es un órgano pequeño en forma de mariposa que se localiza en el cuello, su función es producir hormonas tiroideas llamadas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Las hormonas tiroideas son necesarias durante el embarazo, ya que diversos órganos, y especialmente el cerebro del bebé, necesitan hormonas tiroideas para tener un desarrollo y funcionalidad óptimos.
Las hormonas tiroideas son tan importantes para el desarrollo del cerebro del bebé, que el cuerpo humano cuenta con un cronograma casi perfecto para asegurar que se tenga una fuente de hormonas tiroideas durante el embarazo. En el primer trimestre de gestación, el bebé recibe hormonas tiroideas exclusivamente de su madre, y con ellas comienza la formación del cerebro. En el segundo trimestre de gestación, el bebé ya tiene una glándula tiroides desarrollada y funcional. Por lo que, a partir de este periodo, el cerebro del bebé continúa formándose con la ayuda de las hormonas tiroideas que provienen tanto de la madre como del propio bebé, este aporte de hormonas tiroideas equitativo continúa hasta el final de la gestación.
Al nacimiento, el cerebro del bebé recibe hormonas tiroideas principalmente de su glándula tiroides, y una pequeña proporción de estas hormonas se reciben a través de la leche materna. Finalmente, durante la infancia, el cerebro continúa su maduración utilizando las hormonas tiroideas producidas por la glándula tiroides del propio niño.
Estudios realizados en animales han permitido conocer las funciones de las hormonas tiroideas en el desarrollo del cerebro. Ahora sabemos que las hormonas tiroideas se necesitan para que las neuronas que se están formando en el cerebro del bebé se coloquen en el lugar correcto, para que cada neurona se conecte con otras neuronas formando redes neuronales que sean funcionales, y para que las neuronas logren transmitir la información cerebral adecuadamente.
Considerando la importancia de las hormonas tiroideas en el desarrollo y funcionamiento del cerebro de los bebés y los niños, se ha implementado a nivel mundial un programa de salud llamado “tamiz neonatal”. Este programa tiene como objetivo detectar a aquellos bebés que tengan deficiencia de hormonas tiroideas al nacimiento, y proveer el tratamiento inmediato para ellos. El tamiz neonatal debe realizarse a todos los bebés recién nacidos (preferentemente en la primera semana después del nacimiento), independientemente si se tiene o no la sospecha de que el bebé pueda tener problemas con su glándula tiroides. La prueba es muy sencilla, sólo tomarán una muestra de sangre del talón del bebé, y ahí se medirá la cantidad de hormonas tiroideas presentes en él.
Afortunadamente, el tamiz neonatal ha tenido un gran avance en su implementación a nivel mundial. Actualmente se lleva a cabo en América del Norte (EUA y Canadá), en Europa (en 47 de 48 países), en América Latina (en 16 de 20 países), en África (en 15 de 21 países) y en la región Asia-Pacífico (en 13 de 23 países). Sin embargo, todavía existen países que no lo llevan a cabo o que lo aplican a una minoría de la población infantil.
Como sociedad, tenemos la gran fortuna de tener herramientas para el cuidado de nuestros bebés y niños. Los papás deben llevar a sus bebés recién nacidos a la prueba del tamiz neonatal, y darle seguimiento al resultado de esta prueba en compañía de un pediatra. Los jóvenes estudiantes y los profesionistas en las áreas de salud, tenemos el reto de preservar la integridad del programa del tamiz neonatal en los diversos países, y de implementar este programa en los países que no lo llevan a cabo.
Referencias
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