La leptospirosis es una enfermedad bacteriana zoonótica causada por la bacteria Leptospira que afecta a los seres humanos en contacto directo con agua contaminada a través de lesiones en la piel, ojos o mucosas. La leptospirosis provoca manifestaciones clínicas potencialmente mortales como la hemorragia pulmonar y se encuentra mundialmente distribuida. Sin embargo, la barrera que ha impedido abordar esta enfermedad olvidada ha sido la escasez de datos. A partir de estimaciones realizadas (Federico Costa et al., 2015), se sabe que la leptospirosis presenta una alta incidencia en la población y es causante de muchas muertes, posicionándola como principal enfermedad zoonótica con mayor incidencia y mortalidad.
Se estima que el número de casos de leptospirosis al año es de 1,03 millones y que causa 58.900 muertes cada año (Federico Costa et al., 2015). Además, se observa una mayor incidencia en las regiones más pobres del mundo y en las zonas donde no se implementan las medidas para que existan condiciones higiénicas básicas que evitarían la aparición y crecimiento de microorganismos patógenos. Los varones adultos son el grupo de riesgo principal. La morbilidad y la mortalidad suelen ser altos en regiones como Asia meridional y sudoriental, a pesar de que en estas regiones la leptospirosis es un problema de salud pública poco reconocido.
Teniendo en cuenta el número anual de muertes en el mundo, el impacto de la leptospirosis es similar al de la rabia canina (59.000 muertes anuales). La morbilidad es más alta que la de otras enfermedades tropicales importantes y olvidadas por los gobiernos, incluyendo la leishmaniasis visceral (la forma más grave de la enfermedad) y el dengue grave, siendo similar a otras como la equinococosis y la cisticercosis.
El estudio (Federico Costa et al., 2015) anima a poner en práctica políticas de control de la leptospirosis como el desarrollo y puesta en marcha de protocolos de diagnóstico para hacer frente a las múltiples causas de fiebre aguda en regiones que presentan alta carga de enfermedad y escasos recursos.
Por último, la estimación de la distribución mundial de la leptospirosis brinda la oportunidad de evaluar estrategias para la prevención y control de la enfermedad (Federico Costa et al., 2015). Las vacunas contra la leptospirosis se utilizan habitualmente en el ganado y en los animales domésticos, pero no logran evitar la transmisión de la enfermedad a pesar de haberse invertido décadas de investigación y millones de dólares para tal fin. Hasta ahora, los avances más recientes para la obtención de una vacuna eficaz integran la recombinación de proteínas de la membrana externa, vacunas de lipopolisacáridos, vacunas inactivadas, vacunas atenuadas y vacunas de DNA. Para la prevención de la enfermedad se necesitaría, además, un desarrollo más sostenible que tenga en cuenta los ecosistemas donde se desarrolla.
Desde el punto de vista socio-ecológico, la leptospirosis es también un problema ya que a menudo se produce en el contexto de la desigualdad social. Por lo tanto, hay una gran necesidad de evaluar y llevar a cabo inversiones que se dirijan a las condiciones ambientales subyacentes y a las deficiencias de infraestructuras, como evitar la existencia de alcantarillado abierto en las comunidades.
Y ahora que sabemos los estragos causados por esta enfermedad, ¿estamos dispuestos a seguir permitiendo que sea considerada como olvidada?
Bibliografía:
Federico Costa, José E. Hagan, Juan Calcagno, Michael Kane, Paul Torgerson, Martha S. Martinez-Silveira, Claudia Stein, Bernadette Abela-Ridder, Albert I. Ko, 2015. Global Morbidity and Mortality of Leptospirosis: A Systematic Review. PLoS Negl Trop Dis. 9 (9): e0003898.
doi: 10.1371/journal.pntd.0003898. eCollection 2015.
Ko AI, Goarant C. Picardeau, 2009. M. Leptospira: the dawn of the molecular genetics era for an emerging zoonotic pathogen. Nature reviews Microbiology 7: 736–747.
doi: 10.1038/nrmicro2208. pmid:19756012
Zhijun Wang, Li Jin, Alicja Węgrzyn, 2007. Leptospirosis vaccines. Microb Cell Fact 6: 39
doi: 10.1186/1475-2859-6-39