Ilustración Xenia Padalko
Como profesor de biología y química, me enfrento a menudo a las dificultades que supone enseñar las materias de ciencia a adolescentes y esto se complica más aún si consideramos que ejerzo en Trstená, un pequeño pueblo situado al norte de Eslovaquia, muy cerca de la frontera con Polonia. Trabajo en una escuela de secundaria bilingüe eslovaco-española, es decir, mis estudiantes reciben lecciones de todas las materias en ambos idiomas. De este modo, no es fácil transmitir al alumnado la belleza de la ciencia y en muchas ocasiones trato de buscar elementos motivadores que acerquen a los jóvenes al conocimiento y al mundo científico.
Así, y aprovechando que sé algo de música, decidí comenzar a hacer vídeos que combinasen la ciencia, el ritmo y el sentido del humor y nació “Soy esa bacteria que vive en tu intestino”. En este videoclip una bacteria intestinal explica, al tiempo que canta un rap-rock, las características de este mundo microbiológico. El tema tiene, además, un puntito cómico, ya que la protagonista manifiesta mientras canta sus miedos a ser expulsada por vía fecal.
El resultado fue mejor de lo esperado. Por un lado, mis estudiantes se entusiasmaron al ver el vídeo. Aprendieron el vocabulario, se interesaron por la microbiología, cantaban la canción por los pasillos e incluso se ofrecieron a ayudarme a hacer otros vídeos parecidos. Pero además, el trabajo se movió bastante bien por las redes sociales y, de hecho, algunos profesores de biología me escribieron contándome lo bien que había funcionado el vídeo durante sus clases. Una profesora, por ejemplo, me comentó que la canción se convirtió en el “himno de su clase” y que los alumnos la coreaban en el autobús cuando salían de excursión.
Bastante motivado, decidí continuar haciendo otros vídeos y crear un canal que fuese útil para todos aquellos que quisiesen aprender algo de ciencia con un poco de ritmo y sentido del humor. Compuse “El rock de los espermatozoides”, un tema en el que una banda de espermatozoides toca y canta para el óvulo. Decidí tratar la reproducción y la fecundación ya que esta materia suele despertar la curiosidad de los adolescentes y, efectivamente, el videoclip tuvo una muy buena acogida por parte de mis estudiantes. Según me consta, el proyecto también lo utilizan bastantes profesores en sus clases, con excelentes resultados.
Poco a poco, fui aprendiendo a hacer animaciones y mejorando la edición de vídeo y de música de modo que, cuando tenía tiempo, elaboraba más vídeos didácticos y de divulgación. Para demostrar que estudiar el cuerpo humano puede ser ameno, realicé “El techno-reggaetón de los órganos humanos”, un video musical en el que el cerebro cuenta el funcionamiento de algunos de los sistemas fisiológicos. Continué con un tema titulado “Los virus; piratas de la célula” en el que el virus de la gripe, el virus del mosaico del tabaco y un bacteriófago enseñan sobre las curiosidades de estos microorganismos y por qué son capaces de usar las células como verdaderos piratas.
El último vídeo que he realizado es quizás el más elaborado en cuanto a las animaciones y música se refiere. Parece que, desde que comencé con mi canal, me he vuelto más exigente e intento que los profesores y estudiantes que me siguen puedan ver un progreso en mi trabajo. En este caso el tema es un cuento musical que narra las penas y desventuras de un átomo de carbono, desde que comienza su ciclo en la atmósfera hasta que regresa a ésta. Se titula “El frustrante viaje de un átomo de carbono” y, tal y como me han hecho saber, funciona bastante bien tanto en el caso de los adolescentes como en el caso de los niños, ya que la animación tiene el formato de historia infantil.
Ahora me dispongo a continuar con mi canal, enriquecerlo, mejorar todo lo que se pueda y conseguir que mi trabajo sea una referencia para todos aquellos que creen que la ciencia puede ser amena y divertida y que aprenderla es más fácil si se combina con música y sentido del humor. Como profesor, veo con frecuencia a estudiantes cerrados ante el conocimiento científico, que tienen que enfrentarse enormes libros de texto y una gran cantidad de horas de estudio. Si mis vídeos pueden hacer que estos adolescentes sonrían un poco al verlos, todo mi trabajo habrá merecido la pena.
Ilustración Xenia Padalko