Las mutaciones son la base de la evolución. La duplicación del ADN no es perfecta y en cada división celular al hacerse las copias de ADN se cometen errores, lo que llamamos mutaciones. Estas mutaciones pueden ser perjudiciales, beneficiosas o irrelevantes, y es la selección natural la que se encarga de hacer que se expandan en la población o desaparezcan.
Las mutaciones que se heredan son solo las de las células reproductoras, si la mutación ocurre en otro tejido como por ejemplo en una célula de la piel es denominada mutación somática. Las mutaciones somáticas son conocidas sobre todo porque son las responsables del cáncer: en una célula se produce una mutación somática que hace que se divida sin control o que no muera cuando está programado que lo haga. Pero hay algunos casos sorprendentes donde estas mutaciones son capaces de enmendar enfermedades hereditarias.
Hay un grupo de inmunodeficiencias llamadas inmunodeficiencias primarias (IDP) que, al contrario que el SIDA, son de origen genético y se deben a mutaciones en algún gen importante para el sistema inmune sin el cual, las células principales del sistema inmune, los leucocitos, no consiguen madurar y mueren. Estas células se forman a partir de células madre en la medula ósea que se están dividiendo de manera más o menos constante para formar todas las células sanguíneas necesarias.
En estas divisiones es posible que una de las miles de células madre sufra una mutación somática en el mismo punto en el que esta la mutación heredada que causa la enfermedad o justo al lado recuperando el funcionamiento del gen. Esta célula “revertiente” producirá células inmunitarias que no mueran y que se distribuirán por la sangre revertiendo la enfermedad de manera espontánea.
Dependiendo en que punto de la diferenciación ocurra la mutación somática es posible que la recuperación afecte a todos o solo a algunos subtipos de leucocitos. En la figura de abajo se ve un análisis de las células de un paciente con una IDP causada por mutaciones en el gen de la proteina NEMO (lo sé, el nombre mola). En este caso el paciente revertió la enfermedad en linfocitos citotóxicos (CD8) y casi todos los cooperadores (CD4), pero no en células fagocÍticas (CD14) y solo en la mitad de las NK (“Natural Killer”, CD56).
Resumen muy rápido: Comparación de la cantidad de proteina NEMO en distintos tipos de células en un individuo sano y en un paciente con mutaciones en el gen de la proteina. La línea discontinua equivale a nada de proteina y cunado más se aleje la línea continua hacia la derecha, más cantidad de proteina en las células.
Aunque este proceso es extremadamente raro, hay bastantes ejemplos bastante bien caracterizados. El último de ellos es una IDP por mutaciones en el gen MYSM1, que pasó de estar con 4 meses de edad en la lista de trasplante de medula por no tener linfocitos B (los encargados de producir anticuerpos) y tener muybajos el resto de leucocitos en sangre, a recuperar la normalidad en TODAS las poblaciones sanguíneas a los dos años, de forma espontánea y sin necesidad del trasplante.
Si consideráramos la los linfocitos organismos aislados y a nuestro cuerpo un ambiente hostil, este escenario de reversiones somáticas es un ejemplo increíble de evolución y selección natural.