Ilustraciones de Jorge Ferre

Divisiones de números y… de células

Las matemáticas y sobre todo las divisiones le causaban varios dolores de cabeza a Angelina. En realidad, ¡no le gustaba dividir! Y por si eso fuera poco, la maestra le dijo en la clase de ciencias naturales que tendría que aprenderse ¡la división celular!

Esto no le gustaba nada, pero nada, nada pensó cuando salió al recreo.

  • Hay que ver, resulta que ahora no solo los números se dividen sino también las células, iba murmurando mientras caminaba hacia el patio.

En el recreo se olvidó de las divisiones porque se puso a jugar con sus amigas y después fue a clase de ciencias sociales, donde no se mencionó el tema para nada.

Cuando salió de clases le preguntó a su hermano Iván si sabía algo sobre división celular. ¡Uf! A Iván le encantaba todo eso, si hasta se había ganado un premio…

Iván, que cuando se trataba de un tema de ciencias hablaba más que un loro le dijo:

  • Sí, eso ya lo estudié y es muy fácil
  • Fácil para ti que te gustan las divisiones, ¡a mí no!
  • Jajajaja, Iván comenzó a reírse y le dijo, vas a ver que cuando te lo explique la maestra también te va a gustar la división celular porque eso es lo que nos ayuda a crecer
  • Eso espero, suspiró resignada Angelina

Los hermanos se fueron a ver un partido de fútbol donde jugaba su colegio contra el colegio del pueblo vecino y allí, entre risas y cantos todos se olvidaron del estudio.

Billones de células ¡Eso es mucho para dividir!

Y… llegó la hora. Era martes y había clase de ciencias naturales. Angelina tenía un nudo en el estómago porque presentía que esa clase NO le iba a gustar.

Cuando la maestra entró, llevaba varias láminas en sus brazos e inmediatamente después de saludarlos, las pegó en la pizarra. Una de las láminas decía “célula”, la otra “mitosis” y la otra “meiosis”.

Golpeó las manos para que sus estudiantes prestaran atención y dijo señalando una lámina:

  • Niños, todos los organismos vivos estamos formados por células. Las bacterias, por ejemplo, tienen una sola; mientras que nosotros llegamos a tener… hizo una pausa para darle dramatismo a lo que seguía… billones de ellas
  • ¡Guau! ¿Billones? Se escuchó en toda la clase
  • Sí, dijo la maestra, un ser humano adulto tiene alrededor de 100 billones de células. Tienen diferentes formas y cumplen distintas funciones. Algunas células del ojo captan la luz, las células nerviosas transmiten mensajes por todo el cuerpo y hay muchos tipos más…

El silencio que se había hecho en la clase era increíble, todos estaban atentos a lo que estaba contando la maestra. Hasta Angelina estaba interesada, y eso… era mucho decir.

La maestra continuó:

  • Todas las células, salvo raras excepciones, están formadas de los mismos componentes y son las que llevan TODA (hizo énfasis en esa palabra) la información necesaria para la vida
  • Profe, dijo Andrés -que era el más preguntón de la clase- ¿cuáles son esos componentes y cuál es la información?
  • Paciencia, respondió la maestra, ahora se los mostraré

Tomó un señalador láser, pero de lucecita verde no roja, y empezó a mostrar los componentes de la célula que tenía en la lámina.

  • La célula, dijo, es muuuuuuuy parecida a un plato de sopa
  • Puajjj pensó Angelina, habíamos empezado bien pero ya torcimos… la sopa no me gusta
  • Está formada por una membrana celular, que sería el plato que contiene la sopa y no permite que se derrame. El citoplasma es el caldo de la sopa y las verduras son diferentes orgánulos. Por ejemplo, las mitocondrias que producen energía, las vacuolas que acumulan agua y otras sustancias, entre otros. También hay, dentro de la sopa, un trozo de queso que es el núcleo, donde está la información genética. ¿Entendieron?
  • Sí, sí dijo toda la clase. Toda, menos Angelina, que como siempre se había quedado pensando. Esta vez en que la sopa no le gustaba, pero que lo de la célula resultaba interesante.

 El clap, clap de la maestra para llamar la atención de la clase sacó a Angelina de sus pensamientos.

  • Niños, dijo, la clase de hoy se ha terminado, pero todavía tenemos muchísimo que aprender así que para la próxima clase investiguen sobre la división celular
  • ¡Oh! Pensó Angelina, tarea para el fin de semana… Creo que es hora de pedirle ayuda a Iván.

Una multiplicación y una división

Cuando Iván llegó de jugar con sus amigos, Angelina le preguntó:

  • Sé que el año pasado investigaste sobre las células ¿Podrías contarme algo de eso?

¡Ah! Sí, Angelina siempre tomaba los atajos. Si esa tarea ya la había hecho su hermano antes, ella no necesitaba leer tanto ni investigar mucho para enterarse, Iván le contaría.

Iván le dijo:

  • Voy a bañarme y luego te cuento, pero por favor busca en mis cuadernos del año pasado las notas que tomé de internet y en la biblioteca
  • Está bien, ahora los busco, dijo Angelina, y se distrajo viendo la tele y para cuando su hermano regresó, todavía no había buscado nada.

Iván, que la conocía muuuuuuucho, fue a su cuarto, buscó la libreta donde anotaba sus investigaciones y se sentó al lado de su hermana.

  • Angelina, le dijo, préstame atención.
  • ¡Uf! Estoy viendo la tele, ¿qué quieres?
  • Explicarte lo que me pediste…
  • ¡Ah! Cierto. Bien, bien. Cuéntame que averiguaste el año pasado
  • ¡Cosas muy interesantes! Dijo Iván contento, porque realmente le gustaba este tema. ¿Sabías que 3 mil millones de células de nuestro cuerpo mueren por minuto?
  • ¿Queeeeeeee? Dijo Angelina asustada, mirando su cuerpo
  • No te asustes, le dijo calmadamente Iván, la mayoría de ellas son de la piel y cuando mueren son reemplazadas por otras células
  • ¡Qué alivio!, suspiró Angelina
  • El organismo humano, comentó Iván como si estuviera dando una clase (esa actitud a su hermana no le gustaba nada, pero siguió escuchando), necesita “fabricar” células todo el tiempo. Para reemplazar a las que mueren y además para crecer
  • ¡Ja! Y yo que pensaba que cuando crecíamos, las células se estiraban como un chicle
  • No, no. El organismo produce más células, realizando un proceso de división celular que se llama mitosis.
  • ¡Ajá! Una lámina que decía mitosis puso hoy la maestra en la pizarra
  • Mira, dijo Iván abriendo su libreta, dentro de la célula está el núcleo
  • Sí, sí. Eso lo explicaron hoy en clase. Es el queso de la sopa
  • ¿El queso de la sopa? Pensó Iván, pero no se atrevió a preguntar conociendo las respuestas desopilantes de su hermana menor
  • Dentro del núcleo, hay una especie de bastoncitos llamados cromosomas donde está toda la información genética. Toda esa información se duplica
  • Eso es… ¿se multiplica por dos?
  • ¡Sí, claro! Dijo Iván al ver que su hermana iba entendiendo
  • Pero… dijo Angelina confusa, a mí me dijeron que la mitosis era una división
  • Sí Angelina, pero espera y verás. Antes de la división debe haber una multiplicación
  • ¡Uf!
  • Luego de la duplicación del material genético, la célula se divide y da dos células hijas exactamente igual a la original.
  • Entiendo, ¿pero me lo puedes dibujar? Así yo lo explico bien en la clase
  • ¡Claro que sí!
  • ¡Gracias Iván! ¿Mañana me contarías sobre la meiosis?
  • Sí, porque ahora estoy cansado. Cuando termine de cenar me iré derechito a la cama
  • ¡Yo también!

Una multiplicación, dos divisiones

El sábado llovió toooooodo el día y como no se podía salir a jugar, en la tele no había nada divertido y la compu estaba ocupada, Angelina le pidió a Iván que le siguiera explicando la división celular, que a decir verdad no era para nada aburrida como ella había pensado.

Esta vez, Iván vino con papel y lápiz y le dijo:

  • Cuando el organismo es adulto y puede reproducirse, es decir tener hijos
  • ¡Ya sé que significa reproducirse! Dijo Angelina molesta porque su hermano le aclaraba cosas “obvias”
  • Bueno… cuando puede reproducirse, continuó, sus órganos reproductivos realizan otra división celular que se llama meiosis para dar células con la mitad del número de cromosomas
  • ¿por qué?
  • Porque al unirse, como pasa por ejemplo con el óvulo y el espermatozoide, formarán un individuo con el mismo número de cromosomas que los padres
  • ¡Ah! Ya entiendo, si esas células no tuvieran la mitad del número de cromosomas, los hijos tendrían el doble que los padres y cuatro veces el número de cromosomas de los abuelos, ¿no es así?
  • Para no gustarte las matemáticas, se te están dando bastante bien, sonrió Iván. Para que esto ocurra, la célula multiplica su material genético como antes, pero luego sufre dos divisiones dando como resultado cuatro células con la mitad del número cromosómico que la original.

Terminando de explicar esto, Iván lo dibujó para que le quedara más claro.

Angelina, después de pensar un rato dijo:

  • Mitosis: una multiplicación y una división = dos células hijas idénticas a la original

Meiosis: una multiplicación, dos divisiones = cuatro células hijas con la mitad de la información

  • ¡Exacto! Lo captaste perfectamente, dijo Iván recogiendo sus cosas y corriendo hacia la compu que, milagrosamente, había quedado libre

Multiplicar y dividir no es solo cosa de matemáticas

Cuando el martes siguiente Angelina llegó a la clase de ciencias naturales, se sentó tranquilamente en su lugar y esperó a que la maestra pidiera la tarea.

Cuando preguntó quién quería pasar a la pizarra a explicar división celular, Angelina levantó la mano.

Pasó al frente y con mucha calma explicó a sus compañeros lo que Iván le había contado el fin de semana, ayudándose con las láminas que estaban allí.

La maestra sorprendida, le dijo:

  • Excelente Angelina, tu explicación ha sido muy buena
  • Y sí, dijo ella acomodándose el largo y rubio cabello, para crecer tenemos que saber multiplicar y dividir

Sonriendo, porque sabía que no le gustaban las matemáticas, la maestra le puso un EXCELENTE bien grande en el cuaderno.

Profesora Araceli Giménez

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