Este pasado verano una serie de tuits del doctor Joaquim Bosch-Barrera del Hospital Doctor Josep Trueta de Girona consiguieron hacer lo impensable con apenas 140 caracteres: poner como nunca de manifiesto la extensión del daño que causan estas terapias que lejos de tener evidencia científica, lo que hacen es vender ilusiones infundadas al paciente.

Sin filtros ni lindezas, este médico relata en una cadena de tuits la situación en la que se halló en una guardia el pasado mes de diciembre. La paciente era una mujer joven con fiebre y cáncer de mama que estaba siendo tratada con terapias alternativas. El oncólogo se quedó tan atónito al ver el pecho totalmente infectado y podrido que, aunque en un inicio publicó la imagen, finalmente la retiró por su extremada crudeza.

Tras la confirmación de la paciente de que estaba siendo tratada por terapias alternativas, el médico comenzó a preguntarle sobre el tratamiento que su “medico” le había recomendado y que opinaba sobre el tumor. La joven le contesto “dice que si el tumor sale para fuera es bueno porque significa que se está oxigenando”. El desenlace fue desolador: a pesar de ser tratada en el hospital, el cáncer se había extendido por todo su cuerpo y acabó falleciendo.

Siguiendo el hilo, el propio médico hace reminiscencias al caso de Mario Rodríguez, un joven estudiante de Física que falleció tras dejar de tratarse la leucemia que padecía y recurrir a los servicios de un curandero, que fue absuelto por homicidio el pasado enero. Por todo ello pide una implicación mayor del Ministerio de Sanidad ya que si lo hubiera dicho un médico, este hubiera acabado entre rejas. Mientras tanto los abanderados de estas terapias siguen enriqueciéndose a costa de jugar con la vida y la salud de los pacientes, especialmente susceptibles a estos engaños de polichinela.

Aunque sea inevitable pensar que esta gente que se cree a pies juntillas el espejismo que les venden tiene un bajo nivel de estudios o peca de ingenuidad, la realidad es que es gente desesperada que se siente desahuciada por la medicina actual y está dispuesta a agarrarse al primer clavo ardiendo que encuentre. Al final muchos acaban viendo a través del engaño, pero ya cuando les han robado el dinero y sobre todo su salud.

La publicación del doctor Bosch-Barrera ha sido retwuiteada mas de 4.000 veces y cuenta con un centenar de respuestas, algunas de ellas de otros médicos que se unen a su denuncia y añaden otras parecidas.

Todas tienen en común la impotencia extrema que sienten viendo como la gente se deja convencer y se somete a tratamientos tan disparatados como el reflejado por el doctor Álvaro Rodríguez Lescure, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario de Elche: «Hierbas», cannabis, DMSO, MMS, ingesta de orina, ayurvédica…” todo esto lo tomaba una mujer que sufría un cáncer de mama triple negativo, uno de los de peor pronóstico y como el de Girona, acabó unos años antes en tragedia.

Personalmente lo más triste del relato de este doctor es que al margen de que volviera la paciente año y medio después por la presión de su madre y la descorazonadora revelación de que su cuerpo estaba lleno de metástasis, la paciente no era capaz de aceptar la evolución ya que ella estaba convencida de que iba “cada vez mejor”.

Con todo esto, el Colegio de Médicos de Cataluña (CCMC) ha aprobado un decálogo en el que se establecen los principios de obligado cumplimiento que deben seguir los médicos que indiquen terapias complementarias. Entre estos principios destaca que, si el paciente demanda estas terapias, deberá ser advertido de forma clara el carácter no convencional del tratamiento. Adicionalmente, deberá informarle de la importancia de no abandonar ningún tratamiento necesario y recalcar que el tratamiento complementario no es en ninguno de los casos, una alternativa terapéutica.

En resumen, considero que, aunque queda un largo camino por recorrer, los profesionales sanitarios están haciendo una labor encomiable, informando y acompañando al paciente y a su familia durante todo el proceso. Con ello se consigue dar mayor visibilidad al problema y favorece la denuncia pública, consiguiendo que algún día esta gente pague por enturbiar el bien más preciado que tiene el ser humano: la salud.

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