Desde hace unos años para acá, se ha empezado a ver de manera significativa la influencia positiva que tienen los coaches tanto en el éxito de individuos como en grupos y también han surgido innumerables escuelas, cursos, seminarios que ofrecen certificar como coaches a personas comunes y corrientes. Con todo el boom de ese oficio y cuando no se sabe la diferencia entre las competencias de estos y los psicólogos puede que el tema traiga cierta incomodidad en los segundos.

Esto me lo contó una amiga. Cuando estaba realizando su certificación de Life & Corporative Coach, alguien cercano a ella y profesional del tema, le dijo que no le gustaba eso ya que cree que un coach no está capacitado después de una formación de un año para realizar lo que ella tuvo que aprender durante el lustro que duró su carrera.

Así que gracias a esta conversación que tuve, me dio qué pensar y por eso voy a definir lo que es cada cosa: el coaching es un proceso de mejoramiento en el que el coach acompaña a su cliente mientras este descubre los recursos con los que cuenta y que le ayudarán a ir de un punto A (su situación actual) al punto B (su situación ideal).

La psicología es algo muy distinto. Según el Manual de Psicología esta una ciencia que estudia los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y el comportamiento del ser humano en relación con el medio ambiente físico y social que lo rodea.

Es decir, que aunque ambos procesos tienen al individuo como sujeto con el cual trabajan, no se dedican a lo mismo. Se podría decir que los psicólogos están más enfocados hacia la salud mental general del paciente, mientras que los coaches están concentrados en una meta en específico.

Los coaches trabajan en el presente desde todo punto de vista y la acción inmediata, mientras que los psicólogos tienen permitido explorar el pasado y las experiencias previas de sus pacientes. Los coaches también pueden hacerlo, pero enfocándose en lo positivo y momentáneamente.

Por otro lado, los psicólogos, al ser profesionales de la salud mental están altamente capacitados para tratar patologías como adicciones, depresión, entre otras. Vale acotar que ambas disciplinas no están peleadas, de hecho los coaches pueden –y están en el deber- de referir a su coachee a un psicólogo si ve que este tiene heridas emocionales las cuales él no está apto para ayudar a sanar.

Asimismo, que los coaches se centran en mover a su cliente a la acción y en los pasos a seguir para empezar a andar el camino hacia la situación en la que su cliente desea estar, echando mano de los recursos que éste ya posee pero de los que no estaba consciente. Normalmente es un proceso medible y en cada sesión se evalúan los resultados. Un coach no da consejos nunca. Su trabajo es hacer que el otro se descubra a sí mismo.

Según Angélica Ortiz, psicólogo y coach certificada, la psicología es una ciencia aplicada de movilización y corrección intrapsíquica, por lo que mi recomendación final sería que siempre es bueno acudir a un profesional de la salud mental cuando se lidia con problemas emocionales o con patologías concernientes a esta ciencia.

Los servicios de los coaches pueden ser pertinentes en situaciones laborales complicadas, en toma de decisiones tanto personales como profesionales, cuando se desea salir de la zona de confort, entre otros. Aunque si quieres alcanzar una meta y te sientes bloqueado, en Gananci te damos algunas recomendaciones para lograrlo.

Hay que tomar en cuenta que ambas disciplinas son profesiones que deben ser tomadas por quien las ejerce con la misma seriedad y responsabilidad. Además de que siempre hay que acudir con personas de credenciales y experiencia comprobable para evitar piratas que puedan complicar aún más las cosas.

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