El ojo seco, es una enfermedad multifactorial de superficie ocular caracterizada por pérdida de homeóstasis de la lágrima. Ésta se acompaña de síntomas oculares y en la que se desempeñan papeles etiológicos: la inestabilidad de la película lagrimal, la hiperosmolaridad, la inflamación y el daño en la superficie ocular, así como las anomalías neuro-sensoriales.
Alteración que se produce en la superficie de la córnea y la conjuntiva por falta de lágrima, porque ésta es de mala calidad o porque se evapora muy rápido. Como consecuencia, la superficie del ojo no está bien lubricada, lo que puede dar origen a molestias oculares, problemas visuales y lesiones en la córnea y la conjuntiva.
 

¿Cómo es nuestra película lagrimal?

 
Nuestra lágrima está formada por tres capas: lipídica, acuosa y mucinosa.
  • Lipídica: evita la evaporación del resto de capas, especialmente de la casa acuosa, manteniendo así la lágrima el tiempo adecuado sobre el ojo.
  • Acuosa: contiene agua y componentes antibacterianos, aumenta su secreción ante estímulos externos.
  • Mucinosa: es mucina, son glicoproteínas que permiten una lubricación correcta de la superficie ocular.
Cuando tenemos inestabilidades en esta película, nos podemos encontrar con la enfermedad del ojo seco.

¿Por qué se produce?

 
Esta patología se produce cuando la glándula lagrimal no segrega suficiente lágrima para mantener el ojo lubricado adecuadamente o también cuando la capa lipídica está alterada y la acuosa se evapora rápidamente.
Su prevalencia aumenta con la edad y es un problema más frecuente entre las mujeres menopaúsicas por su relación con los cambios hormonales. Suele aparecer en personas de edad avanzada, son los cambios hormonales, los cuales provocan que los ojos empiecen a producir menos lágrimas o a que la película lagrimal sea de una calidad inferior. Con el envejecimiento, se atrofian las células que generan la lágrima de forma constante y aquellas que determinan la composición de la película lagrimal, como las glándulas de Meibomio, que se ocupan de producir determinados lípidos que previenen la evaporación de la lágrima.
Otras causas del síndrome del ojo seco son:
  • Encontrarse en un ambiente seco o con excesivo viento.
  • Abuso del aire acondicionado.
  • Una exposición excesiva al sol.
  • Ser fumador (activo o pasivo).
  • También puede deberse al efecto colateral de un cirugía previa del ojo.
  • Algunas enfermedades sistémicas, como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso.
  • Por último, también puede ser considerada una de las causas de aparición del ojo seco el uso de lentes de contacto.

Principales síntomas

Las principales molestias y síntomas del ojo seco son:
  1. Ardor, sensación de picazón o enrojecimiento en el ojo.
  2. Sensación de tener arena dentro del ojo.
  3. Excesiva sensibilidad a la luz.
  4. Visión borrosa.
  5. En los casos más graves, pueden llegar a producirse cicatrices en la córnea (superficie frontal del ojo) y a afectar a la visión.
En este punto, podemos destacar que los síntomas del síndrome del ojo seco son muy variados y pueden tener una amplia progresión. Por esta razón, se habla de diferentes formas de sequedad ocular:
  1. Leve
  2. Moderada
  3. Grave
Para determinar la gravedad podemos usar cuestionarios como por ejemplo el OSDI, que mediante una serie de preguntas que le vamos haciendo al paciente conseguimos averiguar de manera subjetiva en que estadio se encuentra.

¿Cómo prevenirlo?

La principal medida de prevención es mantenerse alejado de los ambientes secos y de los elementos que irriten los ojos, principalmente el humo del tabaco y el aire acondicionado. En invierno, es recomendable utilizar un humidificador.
Hábitos como parpadear más a menudo, descansar la vista periódicamente o limpiar con  regularidad las pestañas con compresas calientes se han mostrado eficaces para eliminar o aliviar el déficit de lágrima en los ojos.

Tratamiento

El tratamiento habitual para el síndrome del ojo seco son las lágrimas artificiales. Éstas pueden contener o no contener conservantes. La mayoría de personas notan un gran alivio durante el tratamiento con lágrimas artificiales usando estas gotas de 2 a 4 veces al día. Otras opciones de tratamientos, especialmente para los casos en los que los síntomas y molestias son más leves, pasan por usar gafas de sol (que alivian síntomas como el picor o el enrojecimiento) o por cambiar determinados hábitos, como realizar una dieta adecuada, no exponerse a ambientes muy secos o muy climatizados y tomar ciertas medidas de higiene de los párpados por ejemplo mediante toallitas de higiene palpebral e incorporando masaje, calor y limpieza.

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