El SIDA es un gran problema a nivel mundial. Más de 35 millones de persones viven con la enfermedad y los países en desarrollo son quienes se llevan la peor parte. Por ello se han de generar medidas de prevención, con un coste asumible, para las mujeres de esos países, como por ejemplo microbicidas tópicos.

Actualmente no existe este tipo de producto de prevención para el VIH y aquellos que están en las últimas fases de desarrollo son del tipo antiretroviral (ARV). No obstante los retrovirus como el VIH mutan extremadamente rápido, cambiando ligeramente y provocando la pérdida de efectividad de los ARV. Por ello es muy importante que se desarrollen métodos para combatir los retrovirus que no estén basados en ARV.

En mi primer artículo aquí, en MasScience, os vengo a hablar de microbicidas  para tratar el SIDA y cómo las plantas nos ofrecen una alternativa a la producción en biorreactores. En concreto hablaré de la cianovirina-N y de soja transgénica.

La cianovirina-N se descubrió en 1997 como proteína que se unía al VIH. La OMS, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU y algunos institutos declararon como prioridad el encontrar este tipo de microbiocidas. Por ello se hicieron muchos y diversos estudios, uno de los cuales consistió en analizar colecciones de microorganismos. En el Repositorio de Productos Naturales del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU se descubrió Nostoc ellipsosporum. Extractos de esta cianobacteria presentaron una fuerte inhibición de la citopatogenicidad del VIH, así que se estudió qué producía ese efecto encontrando así la cianovirina-N. Poco a poco se fueron estudiando sus interacciones concretas con proteínas y con azúcares del virus.

Micrografía E coli

Micrografía electrónica de un conjunto de E.coli. Cada cilindro es un individuo.

Ciertos sistemas bacterianos como E.coli o Rhizobium (bacterias que colonizan raíces de leguminosas) se quedaron atrás en la producción a gran escala, debido a su gran coste de producción. Se modificaron para conseguir una producción mayor, pero no dieron buenos resultados y todavía hoy se siguen buscando sistemas de producción baratos y eficientes. Los autores del artículo lo han intentado con soja transgénica, en la semilla donde se expresa la cianovirina-N recombinante.

¿Cómo acaba todo esto?

Primera buena noticia: no hay proteína transgénica en la planta excepto en la semilla, es decir, el transgén funciona bien, solo hay expresión de la cianovirina-N recombinante en la semilla.

Segunda buena noticia: se pueden aplicar sistemas industriales para recuperar la proteína de las semillas, de manera similar a los que se utiliza para conseguir aceite de soja. La proteína, en este caso, se encuentra en la fracción que no es aceite y en este no quedan niveles significativos de proteína recombinante.

Tercera buena noticia: además de poder aplicar los métodos de extracción ya puestos a punto para la industria, la proteína purificada presenta una actividad muy similar a la utilizada como patrón, expresada en E.coli.

Es decir, este nuevo frente abierto en plantas, más concretamente en soja transgénica, promete. Siempre hay que considerar que la producción de un fármaco debe ser suficientemente barata y el poder aplicar técnicas industriales ya puestas a punto es un factor clave. Esperemos que esta línea siga evolucionando y acabe en una buena opción para la prevención del VIH.

 

Bibliografía

Artículo de referencia: Engineering soya bean seeds as a scalable platform to produce cyanovirin-N, a non-ARV microbiocide against VIH – O’Keefe et al., Plant Biotechnology Journal (2015) 13, 884-892

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